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viernes, 30 de enero de 2009

AURUM METALLICUM (III)




Biografía no autorizada del cianuro
La primera vez que se dijo que el Sol estaba quieto
y la Tierra giraba a su alrededor, el sentido común
de la humanidad declaró falsa esta doctrina; pero
el antiguo adagio de vox populi vox Dei, como sabe
todo filósofo, no puede admitirse en la ciencia.
Charles Darwin
[1]


En el principio fue el cianuro.

Entre los misterios que apasionan a los hombres encontramos, sin dudas, el arcano aún no develado del origen de la vida. Y aunque hace ya tiempo que la ciencia iniciara el camino de la búsqueda de una teoría convincente, todavía subsisten los desacuerdos. Sin embargo, en medio de ellos, algunas ideas han sobrevivido y son marco de investigaciones presentes.

Podríamos comenzar en 1924 cuando Oparin[2] propuso la existencia de un largo período de síntesis química -abiótica[3] - de compuestos orgánicos, como precondición necesaria para la aparición de las primeras formas de vida. Y, desde entonces, los esfuerzos por hallar una respuesta no han cesado.

Existen hoy un par de teorías que procuran explicar el origen de la vida en la Tierra aunque, por cierto, persisten muchas incógnitas sin develar que impiden elucidar la verdad o arribar a un consenso sobre el tema. No obstante, experimentos realizados imitando la “sopa primordial”- donde habrían ocurrido las reacciones químicas a través de las cuales se combinaron sustancias precursoras generando las primeras biomoléculas[4] - aportan pistas que ayudan a imaginar como ocurrieron los hechos.

Es curioso e interesante que entre aquellos antecesores prebióticos se encontrara una molécula simple como el HCN (cianuro de hidrógeno), cuya química es considerada la ruta preferida para la síntesis de algunos componentes de los ácidos nucleicos[5] o de los aminoácidos[6] . Debió existir, entonces, una buena cantidad de cianuro disuelto en las aguas y como gas de la atmósfera circundante.

Cuando aquello ocurría -hace 3500 millones de años- no había oxígeno en la atmósfera ya que éste aparece con los primeros seres fotosintéticos. Sin embargo, la presencia de oxígeno y la radiación ultravioleta que azotaba el planeta contribuyeron, seguramente, a la destrucción del cianuro. Y hoy ya no existe libre, como HCN, ni formando parte de los minerales de la corteza terrestre[7]. Aunque, en rigor de verdad, se ha hallado un mineral de cianuro de potasio y hierro- kafehidrocianita- en estalactitas de una mina de oro ubicada en las montañas de Sayán (Siberia). Esta constituye la única mención conocida y se duda de que su origen sea natural[8].
Si alguna vez existieron minerales conteniendo cianuro y hoy ya no se los encuentra, es razonable suponer que el cianuro ha sido destruido en el ambiente por procesos químicos y/o biológicos naturales.

¿Acaso lo dicho implica que no hay cianuro en el mundo natural? ¡Claro que no! aunque, paradójicamente, es entre los seres vivos donde éste ha encontrado refugio[9] .

Efectivamente, un gran número de compuestos conteniendo cianuro son sintetizados por diversos grupos biológicos (taxa): plantas superiores, artrópodos, hongos y bacterias.

Las plantas superiores, particularmente, son una significativa fuente de tales compuestos. Esos vegetales aprovechan el sabor amargo de los glucósidos cianogenéticos[10] como una defensa contra los herbívoros y patógenos[11] . Esas sustancias muestran su toxicidad cuando las células que las contienen son dañadas. Por ejemplo, cuando alguien come sus hojas, tallos o raíces una enzima, que se almacena separadamente de los cianogenéticos, se junta con éstos y se libera, en consecuencia, el cianuro.

El bambú, que es el alimento casi exclusivo del panda gigante, contiene cantidades letales de esos glucósidos tóxicos en sus brotes. Nuestro simpático oso evita envenenarse comiendo sólo sus hojas. Sin embargo, el lemur dorado de Madagascar[12] devora con fruición esos brotes sin mosquearse, ingiriendo diariamente una dosis de cianuro que sería mortal para cualquier humano.

Es bueno recordar que entre los alimentos que consumen los humanos también se encuentran esas substancias -ocultas en sus semillas- en: el almendro, el ciruelo, el cerezo, el duraznero, el peral, el manzanero, etc. Afortunadamente, el amargo sabor de los glucósidos cianogenéticos, se convierte en oportuna advertencia. No obstante, deberíamos tener cuidado y asegurarnos de que el riquísimo mazapán no haya sido preparado con pasta de almendras amargas, quienes tienen un alto contenido de cianogenéticos. Ser cuidadosos por cierto, aunque no tanto como deben serlo quienes se alimentan con tapioca[13].

La mandioca, una planta originaria de América, es en la actualidad un alimento básico para varios cientos de millones de personas de las regiones tropicales. Y a pesar de su origen americano, es en África donde la Cassava[14] representa más del 30% de las calorías disponibles. Aunque, las raíces tuberosas de este vegetal contengan una cantidad mortífera de sustancias generadoras de cianuro. Lo que hace que los efluentes líquidos que se emiten durante la fabricación de tapioca contengan cuatro o cinco veces más cianuro que el permitido para los efluvios mineros.

Para hacerlos comestibles, los tubérculos se trituran en un mortero y luego, la pasta obtenida, debe cubrirse con agua, calentarse y, finalmente, lavarse muy bien. Los procedimientos artesanales utilizados en ciertas regiones no logran, en ocasiones, eliminar completamente el cianuro liberado y la ingesta crónica de porciones no letales del tóxico produce trastornos neurológicos irreversibles que se observan con frecuencia entre algunos pueblos africanos.

El período azul.

It was too painful- too horrible!
The blue cyanosed face,
convulsed clutching fingers….
Sparkling Cyanide, Agatha Cristie
[15].


A mediados de la primera década del siglo dieciocho, un fabricante de colores[16] se encontraba en su taller de Berlin preparando laca florentina, un colorante rojo que se obtenía a partir de la cochinilla[17] . Como había hecho otras veces, cocía el insecto en agua con alumbre (sulfato de aluminio y potasio) y vitriol verde (sulfato ferroso). Finalmente le agregaba potasa (carbonato de potasio) y con ello precipitaba el colorante rojo. Sin embargo, ese día para su sorpresa el precipitado fue azul oscuro. Intrigado y molesto fue a ver al alquimista[18] que le había provisto la potasa. Este confesó que, la solución conteniendo la potasa que le vendiera, había sido usada para preparar aceite animal y estaba contaminada. La sustancia desconocida que contenía la potasa[19] era la causa de la aparición del azul de Berlin. Interesado el alquimista, repitió el procedimiento sin las cochinillas obteniendo el mismo color azul. Habían descubierto, casualmente, un nuevo pigmento muy estable, barato y fácil de fabricar que podía reemplazar al ultramarino y al índigo que venían de oriente y a los azules obtenidos con cobre que eran poco estables. El colorante fue pronto usado para teñir fibras textiles, uniformes militares, y a partir de entonces se llamó: azul de Prusia.

El pigmento se trepó, además, a las paletas de muchos pintores y su uso se extendió rápidamente por toda Europa. Entre sus propagadores se encontraba un discípulo francés, del fabricante de colores berlinés, quién preparó y vendió el colorante con el nombre de azul de París.

Fue en París donde, una noche fría de febrero de 1901, un grupo de jóvenes amigos se reunieron para cenar en L´Hippodrome invitados por uno de ellos. Este, a los postres, luciendo un traje de terciopelo verde se yergue para decir un discurso. Pero, sin mediar palabra, extrae una pistola de su bolsillo y se dispara en la sien.

Todos los comensales eran, por entonces, aspirantes a pintores. Uno de ellos, su más intimo amigo, pinta la Muerte de Casagemas[20] donde el rostro del suicida exhibe un color verde azulado.

En aquella obra, Picasso, usa aún varios colores. Sin embargo, en todas las que pinta durante los siguientes tres años sólo utiliza los azules de Prusia y de cobalto. Tiempo de tristeza del período azul.

Para ese entonces, hacía tiempo que se sabía algo más sobre el azul de Prusia. Un notable, y poco conocido, químico y farmacéutico sueco[21] trabajaba en un pequeño y mal ventilado laboratorio en Köping[22] . Durante uno de sus experimentos, calentando una mezcla de ácido sulfúrico diluido y azul de Prusia, observó que se desprendía un gas inflamable, que se disolvía en agua dando reacción ácida y lo llamó ácido azul, aunque más tarde tomaría el nombre ácido prúsico[23] .

Hoy sabemos que aquel ácido era el cianhídrico [24](HCN) que, disuelto en agua, se disocia parcialmente como un ácido débil (HCN = CN- + H+). Si a esa solución le agregamos un ácido fuerte (por ej.: ácido sulfúrico) y calentamos, se desprende de la solución el HCN, un gas que llamamos cianuro de hidrógeno.

El boticario sueco acostumbraba a determinar el sabor y el olor de las sustancias que preparaba. A pesar de ello parece haber sobrevivido al cianuro. Sin embargo, muere a los 44 años con fuertes síntomas de intoxicación con mercurio.

El azul de Prusia, aún hoy, se usa para colorear textiles (blue jeans), pero también se administra a quienes han sido internamente contaminados con cesio (Cs) radioactivo o con Talio (Tl) y se usa, además, en algunos otros menesteres. A pesar de ser un cianuro de hierro, [KFe(CN)6Fe], no es tóxico porque no libera HCN o CN- con facilidad, ni aún en el medio ácido del estómago.

Es de conocimiento popular que el cianuro es mortal. Sin embargo, para darle la oportunidad de hacer su trabajo es necesario que se cumplan algunas condiciones. Si se aspira el cianuro de hidrógeno, en cantidad suficiente, o se bebe una solución de cianuro de sodio, de concentración adecuada, se tiene la muerte asegurada.

El gran dictador[25] , Hemingway, Lugones, y muchos otros eligieron el cianuro de sodio (NaCN) para inmolarse, exitosamente. No obstante, muchos fracasaron en su intento, por dosis inadecuada, cianuro de sodio carbonatado[26] , o alguna otra imprevisión.

El cianuro de sodio ha sido utilizado para matar a otros como ocurre usualmente en las novelas de Aghata Cristie[27] o como en el novelesco caso de la envenenadora de Monserrat[28] . Por otra parte, el cianuro de hidrógeno se ha usado en ejecuciones judiciales, en ciertos países. Sin embargo, fue en los campos de exterminio nazi donde el HCN se aplicó, en las cámaras de gas, para ejecuciones masivas[29] .

Al aire libre el peligro de intoxicación con cianuro de hidrógeno disminuye porque el gas es menos denso que el aire y se disipa con facilidad. Sin embargo, en ambientes cerrados la presencia de HCN asegura la muerte. Tal fue el caso de Cromagnon[30] donde la combustión de materiales “plásticos” del cielorraso generó cianuro de hidrógeno y monóxido de carbono, produciendo la muerte de casi doscientos asistentes al espectáculo de rock.

¿Cómo mata el cianuro? Ya sea que se respire el gas cianuro de hidrógeno o se ingiera como cianuro de sodio o potasio, el ión CN- es el asesino. Se puede combinar con el hierro de la hemoglobina, como el monóxido de carbono, o unirse al hierro de los citocromos que forman parte de la cadena respiratoria de las células provocando la muerte celular. La dosis adecuada termina con la vida en pocos minutos.

El cianuro nuestro de cada día

Como hemos visto el cianuro es naturalmente generado y destruido por algunos sistemas biológicos. Sin embargo, nuestro interés por esa sustancia y sus posibles consecuencias sobre el ambiente tienen que ver con su fabricación y manipulación por los hombres.

En la actualidad la industria del cianuro de hidrógeno es muy importante porque éste se utiliza en un gran número de procesos industriales. Efectivamente, de todo el HCN producido[31] el 43% se destina a la fabricación de adiponitrilo que es el precursor del Nylon y el 33% se usa en la fabricación del polímero metil-metacrilato (acrílico). Además, el 20% se utiliza para fabricar cianuro de sodio (NaCN) sólido el cual mayormente se emplea en la minería para la extracción de oro y plata. El resto tiene diversas aplicaciones.

Es interesante saber para qué se utiliza el cianuro pero, no obstante, lo más importante es saber cuales son las fuentes que lo emiten al ambiente. Ya sean estas industrias que lo usan como materia prima o que lo generan en sus procesos de producción.

Según la EPA[32] hay una larga lista de actividades que producen emisiones cianhídricas. Sin embargo, podemos simplificar el análisis si consideramos que el 99,7% de las emisiones de cianuro o derivados cianogenéticos son producidas por la suma de la industria de las fibras orgánicas (no celulósicas), la industria productora de compuestos químicos orgánicos, la refinación del petróleo y la elaboración de productos derivados del carbón y el grafito. Esto significa que sólo el 0,3% de las emisiones totales de HCN corresponden a otras actividades, entre las cuáles se encuentra la minería.

Después de echar un vistazo a esos números, resulta curioso que haya acusaciones hacia la industria minera por contaminar con cianuro y nadie se ocupe de las principales fuentes de ese tipo de efluentes. Sabiendo, además, que éstas se encuentran generalmente dentro las ciudades o en sus proximidades.

En los yacimientos mineros, después de que el oro o la plata han sido extraídos, los líquidos remanentes contienen cianuro[33] en diversas formas. Esos efluentes se someten a tratamientos de atenuación[34] para disminuir la concentración de cianuro a valores compatibles con los límites establecidos para proteger la vida silvestre y la calidad de las aguas.

La remediación del cianuro puede lograrse usando numerosos procesos de separación y oxidación. Los de separación incluyen métodos físicos con membranas, electro-deposición e hidrólisis-destilación, métodos de complejación con acidificación y volatilización, adición de metales, flotación y extracción con solvente; métodos de adsorción con minerales, carbón activado y resinas. Todos estos métodos son utilizables para purificar los efluentes de descarga y/o para recuperar el cianuro para su reciclado.

Por otro lado, para destruir el cianuro se usan procesos de oxidación. Estos incluyen métodos biológicos, catalíticos, electrolíticos, químicos y fotoquímicos. La aplicación de tales tratamientos conduce a tener aguas, saliendo del embalse de colas (tailing pond), con calidad adecuada para no producir daños a la biota acuática o a las aves que pudieran beberlas y para mantener la calidad de las aguas subterráneas .

Como se ve, he abandonado la idea que tuve de escribir ecuaciones químicas o esquemas de algunos de los procesos mencionados. Lo hice para no amedrentar a quién lea este trabajo y convencido –finalmente- de que no ayudarían a una mejor comprensión. Si algún lector tuviera necesidad de una descripción más detallada puede acudir a la bibliografía citada o consultar al autor[35] .

Sigamos, ahora, recordando que el cianuro (CN­) está formado por carbono (C) y nitrógeno (N) lo cual lo convierte, en principio, en una fuente de tales elementos para plantas, bacterias, hongos y algas. Efectivamente, una gran variedad microorganismos y plantas son capaces de metabolizar el cianuro[36] .

Con certeza, los procesos de destrucción microbiológica del cianuro y compuestos relacionados han sido una de las biotecnologías más importantes, que han emergido en las últimas décadas, para el tratamiento de las soluciones acuosas en operaciones mineras de metales preciosos[37].
El cianuro libre (en solución) o de fácil liberación, como el caso del [Zn(CN)4]­ y otros cianuros metálicos, es de eliminación sencilla por alguno de los métodos mencionados. No obstante, existen algunos cianuros como los de hierro (por ejemplo: azul de Prusia) que son muy estables, insolubles y difíciles de destruir y quedarán como residuo sólido.

Como son de escasa o nula toxicidad no deberían preocuparnos demasiado. Sin embargo, pueden eliminarse y las plantas son, otra vez, el remedio más adecuado. Con ese propósito pueden utilizarse desde el sorgo bicolor[38] hasta el sauce llorón[39] que parecen buenos destructores de los cianuros de hierro.

Al llegar a este punto tengo la sensación de que será difícil producir daños ambientales a causa de la manipulación del cianuro. Por supuesto que el trabajo de minería no esta exento de accidentes de magnitud diversa. No hay dudas de que la mayor parte de las actividades humanas están expuestas a tales eventualidades. No es menos cierto que la actividad industrial por norma se desarrolla aplicando procesos y técnicas conocidas, cuyos riesgos están evaluados y establecidos los mecanismos de prevención y control de accidentes.

En una revisión critica[40] de la historia, orígenes y usos del cianuro, publicada hace pocos años, se enumeran una serie de accidentes mineros ocurridos entre 1975 y 2003. La mayoría de ellos fueron problemas de embalse (roturas, pérdidas, etc) y algunos produjeron daños transitorios en la fauna local. Sin embargo, ninguno de ellos ocasionó muertes humanas a causa del cianuro. Cuando las hubo se debieron al efecto del aluvión sobre poblados ubicados aguas abajo.

Desde luego que cualquiera de tales incidentes son desgraciados y desagradables y es necesario evitarlos. Si las cosas están bien hechas la probabilidad de accidentes será baja.
Por otra parte, también es poco agradable la habitual y siniestra exageración de algunos grupos que no faltó cuando el accidente ocurrido en Baia Mare –Rumania- en el año 2000 donde, debido a la mortandad de peces, [41]se proclamaba: “Devastadores efectos ecológicos debidos a un derrame de cianuro”. Sin embargo, la misma organización multinacional conmemorando el quinto aniversario de aquel acontecimiento[42] reconocía que: “las razones del accidente fueron…..una combinación de errores en la construcción del embalse, el pobre manejo del riesgo y las condiciones climatológicas extremas.” Y además, evaluaba que la cantidad de peces en el Tisza era casi la misma que antes del accidente.

Referencias [1] El Origen de las Especies. C.Darwin
[2] Oparin, A.I.1924. Proskhodenie Zhizni. Moscow; Moscoksky Rabotichji. 71pp. Transl., 1967, as appendix in Berna, J.D. The Origin of Life. Cleveland: World. 345pp.
[3] Sin intervención de seres vivos.
[4] Debating Evidence for the Origin of life on Earth. Science Vol 23 [2007]937
[5] Advances in Prebiotic Syntesis of Nucleic Acid Bases: Implications for the Origin of Life. R.Saladino, et al. Current Organic Chemistry 8[2004]1425-1443
[6] The Origin and Early Evolution of Life on Herat. J. Oró, S.L.Miller, A. Lazcano. Annual Review Earth and Planet Sciences.18[1990]317-356
[7] www.webmineral.com
[8] A.S. Povarennykh and L.D.Rusakova. The new mineral kafhydrocyanite. Geol..Zhurn.(Ukraine)33[1973]24-30(in Russian).
[9] The current and future applications of microorganism in bioremediation of cyanide contaminación. J.Baxter and S.P.Cummings. Antonie van Leeuwnhoek 90[2006]1-17. Review article.
[10] Glucósidos cianogenéticos son sustancias que pueden liberar cianuro.
[11] ¿Why are so many food plants cyanogenetic?.D.A.Jones. Phytochemistry 47[1998]155-162
[12] American Journal of Primatology. 19(2)[2005]119-124
[13] Harina de mandioca.
[14] Cassava o mandioca (Manihot esculenta)
[15] “Fué demasiado doloroso- demasiado horrible. La cara azul cianótica, los dedos apretados por la convulsión”. Traducción libre de un párrafo de la novela de Agatha Cristie, Cianuro efervescente.
[16] Heinrich Diesbach.
[17] Insecto originario de Mexico.
[18] Johann Konrad Dippel (1673-1734)
[19] La potasa de Dippel estaba contaminada con cianuro de potasio que se formaba en la fabricación del aceite animal.
[20] Carlos Casagenas, pintor español.
[21] Kart Wilhelm Scheele (1742-1786)
[22] Ciudad del centro-sur de Suecia.
[23] El químico francés Gay Lussac en 1811, determinó la composición del ácido prúsico.
[24] Ciano es la forma de decir azul en griego.
[25] El gran dictador: Hitler. E .Hemingwar, escritor americano. L. Lugones, poeta argentino.
[26] El NaCN si está expuesto al aire reacciona lentamente con el dióxido de carbono y el agua para producir NaCO3 y el gas HCN que se disipa.
[27]Sparklign cyanide, de Aghata Cristie. Citada en ref.15.
[28] Yiya Murano, condenada por envenenar con cianuro a tres amigas.
[29] Los nazis utilizaban el Ciclón B, un insecticida inventado por Fritz Haber, premio Nobel de Química (1918) por el proceso de fabricación del amoníaco.
[30] La pirólisis de los materiales sintéticos que cubrían el cielo raso del local bailable Cromagnon, de Bs.As., produjeron la muerte de 194 personas por inhalación de CO y HCN. www.lanacion.com.ar 26/09/2008.
[31] Los datos corresponden USA.
[32] Preliminary Data Search Report for Locating and Estimating Air Emissions From Sources of Cyanide Compounds. EPA-454/R-93-041. September 1993. USA.
[33] Ver Aurum Metallicum II en http://www.profeliz.blogspot.com/
[34] La información sobre este tema ha sido obtenida, principalmente, de los siguientes trabajos: a) “El Manejo del Cianuro en la Extracción del Oro, de M.J.Logsdon, K.Kagelstein y T.I.Mudder, publicado por el ICME; b) Overwiew of Cyanide Treatment Methods, de M.M.Botz, Elbow Creek Engineering, Inc; Managing Cyanide in Metal Finishing, documento de la EPA 625-99/009 Dic 2000 y c) Cyanide Remediation: Current and Past Technologies, C.A.Young and T.S.Jordan. Proceeding of the 10th Annual Conference on Hazardous Waste Research.
[35] mfeliz@ciudad.com.ar
[36] Biological degradation of cyanide compounds. S.Ebbs. Current Opinion in Biotechnology 15[2004]231-236. Ver también ref.9
[37] a)Microbial destruction of cyanide wastes in gold mining: process review. A.Akcil and T.Mudder. Biotechnology Letters 25[2003]445-450. b) Cyanide in industrial wastewaters and its removal: A review on biotreatmente. R.R.Dash, A.Gaur and C.Balomajumder. Journal of Hazardous Materials.163(1)[2009]1-11
[38]Removal of Prussian blue from contaminated soil in the rhizosphere of cyanogenic plants. D.H.Kang, L.Y. Hong, A.P. Schawab and M.K. Banks. Chemosphere 69[20071492-1498..
[39] Uptake of Iron Cyanide Complexes into Willow Trees. M.Larsen and S.Trapp. Environmental Science & Technology40(6)[2006]1956-1961
[40] Cyanide and Society: a critical review. T.I.Mudder and M.Botz. European Journal of Mineral Processing & Environmental Protection, 4(!)[2004]62-74.
[41] Cyanide: gold mining´s devastating killer. GREENPEACE.
[42] Baia Mari: 5th Anniversary of the Cyanide Desastre. Greenpeace.[1] Tisza fue el río más afectado por el accidente. Es un afluente del Danubio.

martes, 14 de octubre de 2008

AURUM METALLICUM (II)







“Si el metal llega a su última perfección y no es sacado
de la tierra, que ya no lo alimenta, es como un hombre viejo decrépito

Johann Rudolph Glauber
[1]
Las preocupaciones que algunos ciudadanos tienen alrededor de la relación del hombre con su entorno, es intrínsicamente sana y resulta de utilidad cuando está dirigida a lograr un mejor manejo de los recursos naturales. Sin embargo, existen algunos grupos que afrontan el tema en forma irresponsable esgrimiendo fundamentos dudosos, equivocados o falsos.

La piel de Gaia
Efectivamente, en cuanto se presta un poco de atención a las argumentaciones que utilizan aquellos círculos que hoy claman contra la actividad minera, se advierte que ésas pueden, sin demasiado esfuerzo, separarse claramente en dos diferentes tipos.
Por un lado, enarbolan una confusa mezcla de razones políticas (anticapitalismo, antiglobalismo, indigenismo, eugenismo, movimientismo, antiimperialismo, multiculturalismo, romanticismo, etc). Y por otro, esgrimen otras vinculadas a los posibles perjuicios que la actividad podría producir al ambiente y a la salud. En realidad, éstas últimas parecen más una excusa dirigida a obtener apoyo para extraños movimientos anti-progreso, como se hace evidente en el siguiente párrafo escrito por uno de sus exégetas y promotores:

Estas producciones, base del funcionamiento económico
del mundo desarrollado, son contaminantes, depredadoras, extractivas por las
características del proceso de producción mismo. Extraen lo que pueden de los
recursos, los esquilman y dejan un escenario de contaminación, cambio de flora y
fauna y grandes disturbios de los ecosistemas. Muchas voces del mundo se han
alzado con críticas radicales contra este tipo de desarrollo que está en la base
del llamado “progreso”
.[2]


En realidad, tal lógica argumental es la que acompaña la mayor parte de las embestidas “ambientalistas” y será muy interesante analizar- alguna vez- el tema partiendo de la raíz de sus objetivos políticos, para tener así una adecuada comprensión del fenómeno.

De todas maneras, aquí sólo me ocuparé de un par de aspectos que pueden ser examinados con un poco de sentido común y una pizca de química.
Hemos visto[3] que la minería es una actividad muy antigua que se remonta a la prehistoria y, agrego aquí, que la extracción de minerales a cielo abierto en forma organizada existe desde los albores de la historia.
Allí tenemos el ejemplo de la mina Las Médulas que los romanos explotaban en León, España. En esos grandes depósitos auríferos del Mioceno se aplicaba la técnica del “ruina montium”. Con ella se abatían grandes masas de terrenos aluviales mediante el uso combinado de agua y un sistema subterráneo de pozos y galerías. El resultado era la formación de grandes barrancos con alturas cercanas al centenar de metros.
En general, la prédica anti-minas se concentra en la extracción de oro, aunque a veces se extiende al cobre y otros metales. No obstante, ya sea por ignorancia o por otras razones desconocidas, olvidan que la minería a cielo abierto, desde Roma hasta el presente, se ha propagado por todo el planeta al ritmo del crecimiento de la población y la economía mundial, aún antes de que el capitalismo sentara sus reales.
Ciertamente, existen enormes explotaciones mineras a cielo abierto- algunas de ellas centenarias- de las cuales se obtienen cobre, hierro, carbón, azufre, uranio, bauxita, y una larga lista de minerales metalíferos y no metalíferos.
Tales yacimientos se encuentran ubicados en todos los países que cubren el amplio espectro mundial que va desde USA hasta Sudáfrica. Así hay explotaciones carboníferas en Europa, en Norteamérica y en Sudamérica. O se encuentra bauxita (para obtener aluminio) en Venezuela, Brasil, Australia o Jamaica.
Por regla general algunos minerales se encuentran, principalmente, en ciertas regiones y en otras casi no existen y ello está vinculado a los procesos geológicos que modifican la tierra desde su formación. Por ejemplo, Argentina es un pobre productor de mineral de hierro y carbón.
Por otro lado, aunque en los últimos años la extracción se ha expandido hacia países menos desarrollados, los principales productores de oro son actualmente: Australia, Sudáfrica, China, USA, Perú, Rusia, Indonesia y Canadá, en ese orden.
En fin, Argentina, al menos por el momento, es un jugador irrelevante en este negocio. Sin embargo, podría tener un futuro interesante si se concretaran los numerosos proyectos en danza.
Pocos saben que la provincia de Buenos Aires es una gran región minera. En volumen de producción, la más importante del país. De sus suelos se extraen: arenas, arcillas, conchilla, calcitas, cuarcitas, granitos, sales, yeso, dolomitas, etc.
Como puede apreciarse, sus playas, cerros y llanuras proveen los materiales esenciales para la industria de la construcción y, desde luego, todos ellos son productos de la minería a cielo abierto. No es necesario explayarse en explicaciones. Salta a la vista que las críticas a la “minería a cielo abierto,” por el sólo hecho de serlo, son insustanciales, infundadas e insostenibles.
Es bueno recordar que, sin la minería a cielo abierto, no habrían existido el David ni la Piedad de Miguel Angel- esculpidas en blanco mármol de Carrara-, ni el Partenón de Atenas o las pirámides de Egipto, ni Machu Pichu, ni Stonehedge o las ciudades mayas del Yucatán.
Es posible que, tal como muchas actividades humanas, la minería sea candidata a entrar en colisión con otras industrias e intereses. Sin duda, la minería, el turismo y el desarrollo inmobiliario pueden sufrir encontronazos si se disputan el mismo espacio físico. Es razonable. Pero, como en todo asunto de negocios las soluciones se negocian. Sin embargo, usar argumentos falsos para atemorizar al ciudadano es una conducta poco digna y que, sin embargo, es aplicada con frecuencia y desaprensión.
Es posible que para aquellos que no ven belleza en la obra del hombre, que confiesan su admiración por una naturaleza estática, inmóvil. No adviertan que la naturaleza es cambio permanente, fugacidad, nostalgias y promesas. No es el instante capturado, por la habilidad y la tecnología humanas, en una pintura o en una fotografía. Es una sucesión infinita, en términos humanos, de imágenes que no se repiten.
Huracanes y terremotos, los imperceptibles movimientos tectónicos, los volcanes henchidos antes de explotar y al hacerlo. La sequía y la inundación. El hombre. Son los instrumentos del cambio. A veces irreversible, otras no. La tierra se recobra. Con nuevas versiones de viejas partituras o con creaciones inesperadas. En el decir de Palissy[4],
Dios no creó todas las cosas para dejarlas ociosas (…). No están ociosos los astros y los planetas, la mar se alza de uno y otro lado (…), tampoco la tierra está ociosa jamás. Lo que se consume naturalmente ella lo renueva y lo reforma en el acto; si no lo rehace de una forma, los rehace de otra (…). Así, del mismo modo que en el exterior de la tierra se trabaja para engendrar algo, paralelamente su interior y matriz trabajan también para producir.”
Justamente, uno de los argumentos usados por aquellas criaturas premodernas son las intimidantes, atractivas a veces, enormes excavaciones realizadas por gigantes mecánicos creados por el hombre. Gigantes que emulan al fantástico Argenk[5] en su acción de horadar el Cáucaso, construyendo el enorme túnel donde ocultar los fabulosos tesoros de piedras preciosas e imágenes en oro de los ancestrales monarcas persas.
Sin embargo, las heridas proferidas a la piel de Gaia[6] que quedan cuando el yacimiento cierra, sanan tarde o temprano. No obstante, si urgiera remediar el “daño”, si sufriéramos la misma ansiedad que nos impulsa a reconstruir la ciudad destruida por el terremoto, hay formas probadas para hacerlo. Un plan de rehabilitación puede o debe establecerse con cada proyecto minero, adecuado a las características de la zona de emplazamiento.
En Australia, las minas de bauxita abandonadas son sometidas a un programa de rehabilitación. De esa forma los bosques de jarrah (Eucalyptus marginata) son recuperados. Y después de una docena de años vuelven a mostrarse con un nuevo esplendor original[7]. También en Minas Gerais, Brasil, donde la minería del hierro tiene 300 años de historia y los mejores yacimientos se encuentran en zonas atractivas para el turismo, se practican programas de reforestación y reconstrucción del paisaje.[8] Así mismo, en los Apalaches, que han sido explotados por muchos años, existen un gran número de minas de superficie abandonadas, la mayoría dedicadas a la extracción de carbón. Por ello, Pennsylvania y West Virginia, poseen un programa de recuperación que incluye a las empresas, excepto en aquellos emprendimientos abandonados antes de 1977, es decir antes de la existencia de las nuevas reglamentaciones. Todas las operaciones de recuperación han resultado en un significativo beneficio ambiental[9]. Si se cuenta con reglamentaciones serias y con un adecuado esfuerzo de los gobiernos en su aplicación, no habrá “daños” permanentes sino paisajes renovados.
Sin embargo, no siempre la actividad minera se muestra incompatible con el turismo o con la existencia de poblaciones próximas. Efectivamente, buscando información sobre el tema me encontré con un aviso turístico que invitaba a visitar Waihi, a disfrutar de sus playas, a pescar truchas en el río Ohinemuri y a conocer la mina Martha.

Minería química
A fines del siglo XIX la fiebre del oro da origen a la población de Waihi[10]. Desde aquel momento y hasta 1952 el metal se extraería de las galerías excavadas en la roca dura. Ese año la explotación cesa por baja rentabilidad. No obstante, en 1987 la mina resucita y se reinicia la explotación por el método de cielo abierto. De la enorme fosa de 200 mts de profundidad, ubicada a un par de cuadras del centro de la ciudad de 4500 habitantes, se recuperan oro y plata por valor de 1millón de dólares diarios. Cuando la mina cierre la excavación se convertirá en un gran lago de aguas azules.


Bien, esta historia, a pesar de las necesarias e inevitables derivaciones, tiene como protagonista principal la minería aurífera.
Es conocido que el hierro metálico se extrae de sus óxidos por reducción con carbono en un “alto horno”. Ese menester, en un principio oficio de herreros, terminó siendo la médula de la revolución industrial. Por otra parte, el aluminio se obtiene de su óxido- extraído de la bauxita- por electrólisis del mineral fundido, un método desarrollado en la era de la electricidad. Sin embargo, la extracción de oro de sus minerales ha sido tema de alquimistas en el pasado, hoy reemplazados por sus profanos y racionales sucesores, los químicos.
El oro es un metal muy resistente a la oxidación. No se combina fácilmente con el oxígeno del aire. Tampoco es muy simple hacerlo reaccionar con otras substancias. Debido a tales propiedades el oro se encuentra en la naturaleza, principalmente, como un metal brillante. A veces en cantidad suficiente como para formar gránulos de tamaño importante y como su densidad es muy grande (diríamos es muy pesado), comparada con otros minerales que puedan acompañarlo, es posible separarlo por gravedad. Pero, si los gránulos son muy pequeños o el yacimiento es pobre, hay que remover mucho material para obtener unos pocos gramos de metal y, entonces, deben utilizarse otros métodos para su extracción.
El alquimista tomaba el mineral, lo molía adecuadamente y lo embebía en mercurio (metal líquido). Luego filtraba y lavaba la mezcla, separando el líquido del sólido. El sólido se desechaba y el líquido se introducía en un recipiente y se calentaba. Después de cierto tiempo en el fondo del recipiente aparecía el oro. ¿Qué había pasado?
El mercurio se amalgama (se mezcla, lo disuelve) con el oro contenido en el mineral y lo separa de él. Al calentar la amalgama, el mercurio se vaporiza y se condensa fuera del recipiente al enfriarse. Queda así, dentro del recipiente, el oro liberado, majestuoso.
Pero, ¿de donde obtenían el mercurio?, del cinabrio, mineral que contiene sulfuro de mercurio (HgS). Un mineral rojo bermellón que al ser calentado al aire se descomponía en Hg líquido y dióxido de azufre gas (SO2). ¡Otra maravilla!
Los vapores de mercurio son tóxicos y el polvo de cinabrio lo es más. ¡Valientes maestros!
En realidad, quizás algunos alquimistas pudieron pensar que creaban oro, sin embargo, el oro estaba oculto en el mineral tratado.
Posteriormente, el método del mercurio se aplicó a la extracción minera y se usó por un extenso período. Es posible que, que aún hoy se siga utilizando en pequeños emprendimientos mineros.
No obstante, hace ya un largo tiempo que los herederos de la alquimia descubrieron que el oro se podía oxidar con facilidad usando oxígeno (del aire) burbujeado en soluciones de cianuro de sodio o potasio, en el fondo de las cuales se encontraba el mineral. Lo que pasa en esas condiciones es:
4 Au + 8 KCN + O2 + 2 H2O = 4 K[Au(CN)2] + 4 KOH

Donde Au es el símbolo del oro elemental. El KCN es el cianuro de potasio que, en la solución acuosa, está disociado en iones K+ e iones cianuro, CN-. Por otra parte O2 es el oxígeno molecular que está en el aire. Todo el mundo sabe que H2O es el agua. Todos estos son los reactivos.

Del otro lado del signo = están los productos, el diciano-aurato(I) de potasio K[Au(CN)2] y el hidróxido de potasio, KOH. En la solución las especies presentes son el ión K+, el ión [Au(CN)2]- y el ión OH-. Además, el ión formado entre el Au+ y el CN- es muy estable lo que permite desplazar la reacción hacia la derecha y en un tiempo prudencial la mayor parte del oro se habrá convertido en diciano-aurato(I). Este (I) indica el estado de oxidación del oro (es decir su carga formal) en ese compuesto.

Después de este proceso de lixiviación, la solución acuosa se separa del mineral y se somete a otro tratamiento donde se recupera el oro metálico. La reacción química que ocurre es:

2 K[Au(CN)2] + Zn(metal) = K2 [Zn(CN)4] + 2 Au (metal)

Aquí Zn es el símbolo del cinc y entre los productos tenemos los iones K+ y [Zn(CN)2]2- y el Au, oro metálico[11]. Aquí, lo que ocurre es que, esencialmente, el cinc se oxida a ión Zn2+ que es coordinado por el CN- y el oro se reduce a metal. ¡Uf!

Este procedimiento se usa desde hace un siglo para extraer oro de yacimientos de baja ley. El mismo comenzó a utilizarse- hace más de cien años- en las tierras maoríes de Waihi, donde aún hoy se pescan truchas en el río Ohinemuri.

Su éxito se debe a su mayor eficiencia y a los menores riesgos ambientales. Si embargo, la utilización del cianuro se ha convertido en el caballito de batalla de los “enemigos de las minas”.

En fin, si los militantes del anti-progreso tuvieran éxito retrogradaríamos a la edad de piedra, antes de los metales. No obstante, sería una victoria pírrica. Puesto que, seguramente, veríamos a más de seis mil millones de ejemplares de homo sapiens sapiens practicando la minería a cielo abierto, en procura de los materiales necesarios para fabricar sus utensilios de piedra.
Continuará con la última parte dedicada al cianuro.


Bibliografía
[1] Químico y Farmacólogo alemán. (1604-1670)[2] Norma Giarraca, Prof.Titular de Sociología Rural; Instituto G.Germani, FCS-UBA. Página12,26/092008.[3] Aurum Metallicum (I) por MRF.[4] Bernard Palissy en Recpte véritable par laquelle tous les hotnmes de la France pourraient apprendre a multiplier et augmenter leurs trèsors. (1563).[5] Gigante de la mitología persa.[6] Gaia, versión griega de la pernonificación de la Tierra.[7] J.Gardner. Revista Internacional de Sivicultura e Industria Forestales. FAO.Vol 52 (207) 2001/2004.[8] J:J.Griffith y T.J.Toy. Artículo aparecido en la misma publicación de Ref. 7
[9] Jeff Skousen y otros. Skousen es profesor de Ciencia de Suelos especialista en restauración de campos. Universidad de West Virginia. 1977.
[10] Waihi está ubicada al pie de la península de Coromandel, a 150 km de Auckland, la ciudad más importante de New Zealand.
[11] Advance Inorgánic Chemistry. Fifth Edition. F.A.Cotton and G.Wilkinson.

miércoles, 1 de octubre de 2008

AURUM METALLICUM (I)




Sacra codicia.
“Salía del Edén un río que regaba el jardín y de allí se partía en cuatro brazos. El primero se llamaba Pisón, y es el que rodea toda la tierra de Evila, donde abunda el oro, un oro muy fino, y a más también bedelio y ágata.” Génesis 2-10.


Es muy probable que los primeros hombres, más de 80.000 años atrás y antes de iniciar- en el África oriental- su aún inconcluso viaje, hubieran conocido el oro. Seguramente, al encontrar pepitas en suelos y arenas de arroyos y ríos debieron sentirse inevitablemente atraídos por el brillo, maleabilidad y virtual indestructibilidad del metal.


Desde entonces, para bien y para mal, el oro ha sido parte de la vida de los hombres. Fue inevitable que, con el tiempo, gracias a sus inigualables cualidades, el oro adquiriera condición de sagrado. Se comprende que faraones, guerreros celtas o nobles mochicas fabricaran sus máscaras mortuorias, torques o pectorales con el metal sagrado. No en vano, además, el oro es el metal que con mayor frecuencia se menciona en el Antiguo Testamento.


Ciertamente, los metales han sido muy importantes en la evolución social del hombre. Así, a la Edad de Piedra siguió la de Cobre y a ésta la de Bronce (aleación de cobre y estaño) y finalmente la Edad de Hierro. Y la razón por la cual estos metales han merecido el honor de dar nombre a períodos de la prehistoria debe buscarse en su virtud. Con ellos se fabrican herramientas y armas que proveen al hombre de especiales habilidades produciendo, con su difusión, modificaciones notables y duraderas en la cultura.

En cambio, el metal dorado- escaso y demasiado blando- no ha dado lugar a una Edad de Oro sino a arcaicas y perdurables controversias filosóficas. Porque ha sido, además de sagrado, maldito; el oro de todas las edades.


Por ello se quejaba Virgilio: “¡Maldita sed por oro! ¿Qué no has obligado hacer a los mortales?” Aunque, Eurípides hubiera celebrado el oro recordando que “Plutón es el dios de los hombres sabios; que todo lo demás es mera estupidez y al mismo tiempo palabras engañosas.” Sin embargo, Ovidio no podría sino sentenciar que, entonces “llegó el hierro destructivo, y el oro, más destructivo aún; y luego llegó la guerra.” Pero, al poeta romano, le retrucaría- Aristodemus, el espartano-, clarificando que “el dinero hace al hombre; ya que quién es pobre no será bueno ni honorable.”


A pesar de Eurípides y Aristodemus será otro griego, Phocyclides, quien nos deje la más clara condena, estableciendo que “el oro y la plata son injuriosos para los mortales; que el oro es fuente del crimen, plaga de la vida y ruina de todas las cosas.”
Sin embargo, a pesar de su contundencia, encontramos que las críticas dirigidas al oro y otros metales no se limitaron a acusarlos de alimentar la codicia con su estela de calamidades.


Será Agrícola (siglo XVI), quién nos haga saber que por aquel entonces ya había detractores “cuyo argumento más fuerte era que los campos son devastados por las operaciones de minería, y por tales razones los italianos habían sido advertidos, por ley, que ninguno debería cavar la tierra en busca de metales, dañando los muy fértiles campos, sus viñedos y olivares.”


Sorprende que, hace más de cuatrocientos años hubiera, quienes- en Europa- acusasen a la minería de dañar el ambiente. Afortunadamente aquellos temores fueron infundados, por lo cual aún hoy es posible disfrutar- en Italia- de sabrosos spaghetti al Pesto- preparados con aceite de oliva-, acompañados por un delicioso Chianti, ambos criados al pie de le Colline Metallifere .



Guardianes elementales.


Difícilmente encontremos quien no haya escuchado la historia de Blancanieves, sin embargo, no muchos saben que los siete enanos, en realidad, representan distintos aspectos de la materia mineral, de los siete metales: plomo, estaño, hierro, cobre, mercurio, plata y oro. Y que, además, aquellos son parte de esos gnomos y enanos que, en opinión de Paracelso , tienen por misión proteger los tesoros de la tierra, es decir, los metales y otros objetos.

Aquella afirmación encuentra en la Alemania meridional del siglo XIII, en el Cantar de los Nibelungos , un sólido sostén.Allí se cuenta que en el reino de esa raza de enanos existían grandes tesoros que su rey, Alberich, supo entregar al príncipe Sigfrido, para su desgracia.
En verdad, tales relatos podrían ser simples reelaboraciones de viejas tradiciones. Pero, hete aquí que el abate de Villars nos reafirma que “la Tierra está llena, casi hasta su centro, de gnomos, seres de escasa estatura, guardianes de las minas y de las piedras preciosas”.

Por si aún tuviéramos dudas, es bueno saber que- incluso hoy- se escuchan en los túneles repiqueteos o tamborileos lejanos. Y que tales ruidos se deben a la actividad de los knockers, enanos mineros y picadores, en su búsqueda incesante de oro y otros materiales preciosos del subsuelo. Estos elfos de las minas son bajos, arrugados, feos y evitan a los humanos . A tales knockers también se los encuentra en España a donde, según dicen, habrían llegado de mano de los invasores germanos.

En el submundo andino, por otra parte, habitan hombres de pequeña estatura y de piel blanca, barbudos, que llevan frecuentemente un poncho de vicuña. Es el Muqui . “Casi siempre vestidito de minerito pero que tiene todo de oro, su lamparita, su casquito, todito de oro. Tiene dos cuernos y los ojos rojos y, cuando hace frío, se pone su poncho de vicuña”, dirá un minero.

El Muqui es considerado por los mineros peruanos como el dueño del mineral y de la mina. Es la divinidad de la mina. No genera el mineral sino que lo hace aparecer y desaparecer al transportarlo de un lugar a otro. Exige ofrendas que los mineros entregan antes de entrar al socavón. En Bolivia se lo conoce como Tio y más al sur como Ukako.

A mi juicio, existe una gran similitud entre los muquis andinos y los enanos europeos. Es probable que los germanos (los godos) los hayan transportado hasta los Andes durante la Conquista. La otra alternativa es que esos seres mágicos estuvieran comunicados unos con otros a través de los intrincados caminos del submundo.



Polvo de estrellas


Los seres pequeños no son, entonces, los creadores del oro sino solamente sus custodios. Y, esto es así, ya se trate de muquis andinos o nibelungos germanos. Por lo tanto, parece pertinente indagar un poco sobre la génesis del metal.

Al respecto, Paracelso- gran sabio del renacimiento- nos dice, que “los tesoros de la tierra han sido distribuidos de tal modo, que los metales que son encontrados, como plata, oro, hierro, etc., son los mismos que fueron puestos a principio de la creación y para toda la eternidad, de ahí que sean vigilados y conservados…, para que no salgan a relucir a la superficie en un solo día, sino paulatinamente, poco a poco, ora en un país, y después en otro. Por lo que las minas cambian de lugares con el tiempo…”

Debo decir que tal versión es bastante acertada, como veremos enseguida. No obstante, no todos veían el asunto con la misma lente.

Así es que Barba - siglo XVIII- afirma, sin hesitación, que “una mina agotada es capaz de rehacer su yacimiento si se la tapona convenientemente. Porque, añade, los que creen que los metales han sido oreados desde el principio del tiempo se engañan groseramente: los metales crecen en la mina.”

En relación con este punto, vale la pena traer a colación que, en la edad media, existía una creencia –muy extendida por cierto- que Fribergius nos explica de esta manera: “el oro, como es natural, crece bajo la influencia del sol. Según la opinión de los sabios, el oro es engendrado por un azufre del color más claro posible y bien purificado y rectificado en la tierra, bajo la acción del cielo, principalmente del sol….” Como en este párrafo no se dice nada al respecto, es oportuno recordar que además del azufre es necesaria la conjunción del mercurio para una efectiva transmutación del mineral en oro.

Por lo tanto, como hemos visto, el oro se producía naturalmente en el seno de la Terra mater (Pacha mama).
Efectivamente, todos los minerales- dejados en reposo en sus matrices telúricas- habrían acabado por convertirse en oro pero después de centenares o miles de siglos.

Por ello en la Summa Perfectionis , obra alquímica del siglo XIV, se lee que “lo que la Naturaleza no puede perfeccionar en un largo espacio de tiempo, nosotros lo acabamos en breve lapso, con nuestro arte”. ¡He aquí el sueño filosofal del alquimista! Liberar a la naturaleza del tiempo.

El alquimista está convencido de que trabaja con el concurso de Dios, por ello considera su obra como un perfeccionamiento de la Naturaleza, que es consentido- o más aún- alentado por Dios.

A partir de allí el hombre asume el duro trabajo de hacer las cosas mejor y más rápido que la Naturaleza. Y esto, que descubro leyendo a Elíade, explica, para mí, el afán incontrolable del hombre por superar sus limitaciones naturales. Por ello se afana en convertir las mieses en pan y las uvas en vino, en volar sin alas, en modificar plantas y animales, en hacer real el sueño del alquimista.

Elocuente, Elíade dirá- resaltando la mística alquímica-: “El vas mirabile del alquimista, sus pequeños hornos, sus retortas, juegan un papel aún más ambicioso: todos estos aparatos representan el lugar de un retorno al Caos primordial, de una repetición de la Cosmogonía; allí mueren y resucitan las sustancias para ser finalmente transmutadas en oro.”

Sin embargo, el verdadero vas mirabile, en el cual se sintetizan todos los elementos, son las estrellas. Allí, núcleos de hidrógeno y helio- hijos del “big-ban- se fusionan para formar núcleos de átomos más grandes y estos se funden uno con otro para formar elementos cada vez más pesados. En la mayoría de las estrellas la nucleosíntesis logra elementos no más pesados que el hierro.

Para fusionar núcleos atómicos cada vez más grandes se necesitan presiones y energías crecientes. De tal forma que la síntesis del oro y otros elementos pesados sólo se consigue en ciertos milagrosos calderos estelares, donde aquellas condiciones se cumplen. Según dicen, ello se logra en algunas estrellas que alcanzan la etapa de supernova donde se genera un proceso de captura de neutrones que da lugar a los elementos más pesados. Estos son dispersados por el espacio, convertidos en polvo de estrellas que posteriormente formará parte de una nueva nebulosa donde surgirán otras estrellas, algunas de las cuales criarán a su alrededor, tal vez, algún planeta como el nuestro.

En fin, como curiosidad, quzás innecesaria, agrego que, recientemente, investigadores de la Universidad de Basel publicaron que el mejor escenario para la formación de elementos pesados es el choque entre estrellas de neutrones. Sea como fuere, supernovas o matrimonios de estrellas neutrónicas, estos son episodios infrecuentes en el escenario celestial. La consecuencia es que los elementos pesados tiene una pequeña participación en la composición química del universo.

El oro es uno de los seis o siete elementos más pesados estables- no radiactivos- de la tabla periódica. Por lo tanto, es también uno de los menos abundantes.
Considerando cuanto oro se ha extraído desde el principio hasta el presente es posible calcular que sólo alcanzaría para fabricar un cubo de 20,2 metros de arista, es decir aproximadamente 8290m3. Un pequeño volumen, por cierto, para tantas tribulaciones sufridas durante 5000 años.

Finalmente, es interesante saber que- de continuar la explotación minera al ritmo presente- en menos de 50 años no habrá más metal para extraer. Para entonces no tendremos minas contra las cuales pelear. Habrá, en consecuencia, un par de cosas para extrañar. Para algunos serán las minas, para muchos más será el oro. Sin embargo, no hay mal que por bien no venga, ya que- a partir de ese momento- sólo existirá el oro reciclado. ¡Un sueño ecologista hecho realidad!
Continuará……..


Referencias

1.- La sexta extinción. R.Leakey y R.Lewin. Ed. Metatemas
2.-De Re Metallica. Georgius Agrícola(1556)
3.-Montañas del anti Apennino Toscano
4.-El libro de las ninfas, los silfos, los pigmeos, las salamandras y demás espíritus. Paracelso(1592). Ed.Indigo.
5.-Enanos y Elfos en la Edad Media. Claude Lecouteax. Medevalia.
6.-Aberraciones psíquicas del sexo o el Conde de Gabalis. Ed.J.Morata. Madrid.
7.-GNOMOS. Guía de los seres mágicos de España. Jesús Callejo.
8.-La Divinidad de las Tinieblas. C.Salazar-Soler. Bull.Inst.Fr.,études andines. 26(3)[1997].
9.-El señor de la oscuridad. La leyenda del Tio y otros...Prof.F.J.Soto Roland. UNMdP.
10.-Barba, A.A., El Arte de los Metales. Madrid, 1640.
11.- Autor del Bergbuchlein, 1505.
12.-Obra del alquimista árabe Geber(Abu Musa Jabir ivn Hayyan, 721-815.
13.-Herreros y Alquimistas. Mircea Eliade. Ed.Alianza.
14.-r-Process in Neutron Star Mergers. C.Freibughaus, S.Rosswog and F.K. Thielemann. Astroph.J.Lett525[1999]121-124.
15.-United States Geologycal Survey. Historical Statistics.

lunes, 6 de agosto de 2007

DUENDES EN LA FLORESTA




mfeliz@ciudad.com.ar

De duendes y trasgos
muchedumbre vana
se agita y se afana
en pos de su señor

José de Esponceda

EL BASURAL ENCANTADO

Aquella Navidad de 2005 en La Floresta[1], en los aledaños del Volcadero municipal de Paraná, los vecinos habían construido un gran árbol de Navidad. Lo habían hecho convirtiendo botellas vacías y envases de leche en adornos policromos. Las luces que trepaban por los alambres del fingido follaje, le daban el toque mágico necesario. Una novedad en el paisaje atrayente, seguramente, para los curiosos seres elementales[2].
Cierto es que, desde un par de días antes de fin de año, las gentes del lugar y especialmente los chicos pudieron observar como subían y bajaban del árbol artificial, jugaban con los adornos y se burlaban de los curiosos mostrando su lengua. Aunque, allí no terminaba la actuación, cuando las luces eran apagadas los pequeños la emprendían a cascotazos con los circundantes.
El espectáculo se repitió durante varias jornadas. Asustados los vecinos llaman a la policía que acomete a los tiros contra los revoltosos quienes, a su vez, corren a los uniformados arrojándoles piedras.
Finalmente, para desprenderse de las molestas criaturas talan los árboles donde se refugiaban aquellos traviesos duendes blancos, quienes luego de tal embate no regresarán. A todo esto, es justo recordar, que los testigos del inesperado espectáculo no eran un par sino casi un millar. Tantas personas no pueden equivocarse. ¿O podrían?

Puedo asegurar que, de acuerdo con el más fundado conocimiento que hoy se tiene de los habitantes del País de las Hadas, el comportamiento de los pequeñines del basural, del balcón verde del Paraná, fue semejante al de la mayoría de los duendes o trasgos, hasta hoy conocidos. Sabido es, también, que los elementales, a quienes la teoría más generalizada considera seres intermedios entre el hombre y los ángeles, son juguetones, les encanta, además, confundir, asustar y asombrar a los humanos con trucos, invenciones y juegos[3].

Para algunos estudiosos, por otra parte, los trasgos no son espíritus malignos o diablos, porque si bien arrojan a las personas “grandes piedras, fragmentos de madera y terrones del suelo, no los golpean, como si su forma de actuar no fuera la maligna de los diablos, sino la burlona de los bufones y payasos”. También su tamaño, entre 50 y 80 cm de altura, concuerda perfectamente con la fisonomía de la gran mayoría de los duendes.
Queda un sólo asunto que debilita esta historia. Se trata del color que, los testigos, atribuyen a los duendes de La Floresta. Hasta donde me fuera posible averiguar no existe evidencia de que alguna vez, en algún lugar, se hubiesen avistado duendes de color blanco. Por el contrario, toda la información disponible certifica que, usualmente, su piel es oscura y su vestimenta roja o multicolor. Aunque, en este tema, los Elfos de la luz (liosalfar) son una excepción. No obstante, deben descartarse porque no son pequeños sino que tienen el tamaño de los hombres.
¡Pero duendes! ¿De qué vale mi duda cromática ante la indubitable convicción de un millar de habitantes de La Floresta y barrios aledaños?
Dudas aparte, hay algo muy interesante que vale la pena investigar: ¿qué les hizo ir al Volcadero? En primer lugar, no ha de olvidarse que los elementales pueden ser convocados, consciente o inconscientemente, por los humanos.
Usualmente se mantienen invisibles, salvo para algunos niños y animales. Por ejemplo, sabemos que una casa puede estar llena de duendes aunque estos no aparecerán, “hasta el momento en que algo en la decoración o el mobiliario cambie y la convierta, súbitamente, en un lugar suficientemente atractivo para ellos”.
Es posible que aquel árbol navideño, con sus luces y colores, produjera una transformación tal del lugar que acabó convirtiéndolo en una irresistible atracción para los trasgos del monte circundante. En segundo lugar, hay algo más que no puede ignorarse. Tales criaturas tienen lo que hoy llamaríamos un fuerte comportamiento ecológico porque son parte de la Naturaleza y no sobrevivirían sin ella, como los hombres. Por lo cual, conjeturo, que tal vez han querido, con tamaño alboroto, llamar la atención sobre el Volcadero.

HACERSE HUMO

La linda ciudad de Paraná lleva ochenta años acumulando basura a cielo abierto en un terreno ubicado a menos de dos mil metros del río y a poco más de 20 cuadras del centro. En la actualidad arriban al basural entre 300 y 400 toneladas de residuos por día, sin clasificar y sin tratamiento alguno. Gracias a ello, cirujas y cartoneros hacen de los desperdicios su modo de sobrevivencia, dedicándose a la recolección de reciclables. Aunque, no son pocos los que también obtienen parte de su comida de entre los restos de alimentos que encuentran en el lugar. Las consecuencias en enfermedades, disminución de la expectativa de vida y otras calamidades que se observan entre los que viven de esa actividad fueron analizadas hace años por la UNER[4].
No obstante, los problemas del basural no se reducen a afectar a los que allí trabajan o a los vecinos más cercanos (ubicados entre el basural y el Arroyo Antoñico). En realidad, el efecto se extiende a una gran parte de la población de la ciudad.
En estos volcaderos de residuos domiciliarios se produce la quema de buena parte de la basura acumulada. Según una estimación de la SAyDS[5] en ciudades del tamaño de Paraná hasta el 50% de la basura resulta quemada en forma no controlada.
Desde hace un par de años la prensa paranaense comenzó a ocuparse del humo que se produce en el basural y que, periódicamente, invade casi toda la ciudad como una niebla pestilente y tóxica. ¿Cuál es el grado de toxicidad y el daño que el humo invasor puede causar en la población?
En el trabajo de la UNER se compara la salud de los que trabajan en el basural con un grupo de personas de otro barrio de Paraná que no trabajan alli. Se observan, en el grupo de riesgo, aumentos significativos de ciertas enfermedades respiratorias. El trabajo, sin embargo, no permite apreciar cuál es el efecto sobre el resto de la población. De todas formas, es probable que entre aquellos que tengan que respirar el humo con frecuencia se observe un aumento de los trastornos respiratorios.
Es bien conocido que, cuando se quema basura domiciliaria, se producen más de 200 productos químicos orgánicos[6], entre otras substancias peligrosas. Mencionaré aquí solamente un par de ellos: Antraceno (cancerígeno), cloroacetofenona (muy tóxico, arma química), dioxinas y furanos( ambos canerígenos, toxicos, etc). Pondré el acento en estos últimos.
Difícilmente haya quien no conozca la relevancia que tomaron las dioxinas (y furanos) en la discusión por las pasteras del Uruguay. La supuesta emisión de tales compuestos fue el caballo de batalla de nuestros guerreros de papel. No obstante, está probado que las plantas, con la tecnología que tiene la fábrica que pronto comenzará a producir en Fray Bentos, no generan dioxinas en cantidades detectables por los métodos de análisis más sensibles existentes[7].
En una nota anterior donde analicé el tema[8], comenté cuales eran las principales fuentes de dioxinas . Hoy insistiré en que la segunda fuente dioxinas, por su importancia, es la quema de residuos domiciliarios. En ese sentido, según la estimación de la SAyDS[9], por cada tonelada de desechos domésticos quemados en forma no cotrolada (como en el Volcadero de marras) se emiten a la atmósfera 300mg EQT/tonelada y quedan como sólidos 600mg EQT/ton. Los residuos sólidos serán lavados, por las lluvias, hacia los rios vecinos o lixiviados hacia las napas de aguas subterráneas.
En definitiva, si admitimos que, de las 400 ton depositadas diariamente, 150 ton se hacen humo, la Municipalidad de Paraná está fumigando a los habitantes de la capital entrerriana con, aproximadamente, 0,05 g EQT por dia (EQT = Equivalente Tóxico), es decir, algo así como 18g de dioxinas totales por año. Una cantidad 100 veces mayor que el límite máximo permitido por la DINAMA de Uruguay, en consonancia con los protocolos de Estocolmo, para los efluentes gaseosos de la fábrica de celulosa[10].

EL TROLL DE DOS CABEZAS

Los trolls son personajes de la saga de Tolkien, una raza maligna de la Tierra Media, originalmente concebidos por Morgoth en la Primera Edad, a partir de un linaje desconocido[11]. Por otra parte, Canales y Callejo[12] los mencionan, sin mayores aclaraciones, como duendes de origen Suizo. Sin embargo, Borges[13] los describe como elfos malvados y estúpidos, que viven en grietas o en viejas y desvencijadas casas. Destaca, asimismo, que los mas distiguidos pueden tener dos o tres cabezas.
Al leer el relato de Borges, imaginé que aquellos trolls con dos cabezas podrían hacer cosas opuestas sin mayores problemas. Dos seres normales que juntos daban vida a un cuerpo bicéfalo esquizofrénico

El gobernador Busti, a quien llaman el Chino, ha sido uno de los principales sponsors de la Asamblea Ambiental de Gualeguaychú. Muy pronto comprendió, como avezado político, que apegarse a la verdad y apartarse de la demagogia podría implicar altos costos políticos. Seguramente, tiene siempre presente aquello de: primero los hombres, después el movimiento y finalmente la Patria.

Entre los dirigentes de la “Asamblea” las opiniones sobre el Chino siempre estuvieron divididas. No obstante, el gobernador invirtió e invierte fondos públicos en su sostenimiento. No es secreto que ha financiado a Romina[14], que subsidia las actividades de la Asamblea[15] y que ha puesto abogados de la gobernación a su servicio. A ello deben sumarse los aportes del gobierno Nacional (por ejemplo, la cesión espacios en radio y TV) y el multifacético aporte del gobierno local. ¡Y, no olvidar la desinteresada contribución de algunos “civilizados capitalistas” lugareños! Hay quienes, tal vez, les sería útil recordar que el negocio siempre termina en manos de quien lo financia.

Pero el Chino no se ha contentado con bancar a la “Asamblea”. Ha sido un entusiasta difusor y defensor de las patrañas sobre contaminación originadas en ella. Su irresponsabilidad ha llegado al ridículo de promover un juicio contra la empresa finesa por “contaminación en carácter de tentativa”. La justicia provincial no ha respondido a la presentación, aún.
Tanto dinero y energía invertidos porque algunos cientos de parroquianos afirman ver brujas en los alrededores de Yaguarí Guazú. ¡Sorprendente! Es como creer en la existencia de duendes, porque algunos cientos afirman haberlos visto en el basural de Paraná.

A pesar de todo, la gravedad de la conducta del gobernador se hace patente cuando vemos que hasta el momento nada serio se ha hecho para resolver el problema de la niebla tóxica que traen, en Paraná, los vientos de occidente.
Desde hace varios años se habla de fondos del BID para el “proyecto de mitigación de los efectos del Volcadero”. No obstante, en las últimas semanas se hicieron evidentes las diferencias entre los gobernantes. La Municipalidad afirma que la documentación estaba toda entregada, la Provincia acusa a la Nación por las demoras y la Nación……..En definitiva, nada.

La Justicia local ha pedido a la Comuna de Paraná que evite los incendios en los basurales y los erradique. Aquí son los gobernantes quienes no responden. El pedido judicial es en plural porque, además del Volcadero, existen veinte y tantos “micro” basurales[16] en la ciudad. Uno de ellos se encuentra ubicado en la céntrica avenida Gral Urquiza, a menos de dos cuadras de la histórica Plaza 1ro. de Mayo.
Parece más fácil trasladar el Volcadero, vecino a la Gobernación, que la planta de Fray Bentos, y mucho más barato. Pero, el Chino, ha de ser amante de los grandes emprendimientos y reclama el traslado de Botnia, que se encuentra en Uruguay.

La autoridades han informado que el fuego en el basural tiene causas naturales, ya que la fermentación de la basura orgánica, en ausencia de oxígeno (anaerobiosis), genera gases inflamables como el metano (además importante gas invernadero) que se enciende por diversos motivos. Asimismo, señalan que los cirujas producen quemas para poner al descubierto los objetos metálicos para su reciclado.

Más allá de las razones dadas, no deberíamos olvidar que los duendes no temen al fuego y que bién podrían ser ellos quienes causaran los incendios y que, como conocen y usan los elementos y leyes de la Naturaleza para conseguir sus objetivos, probablemente fueran el origen del viento del oeste que lleva el humo hacia la ciudad. ¡Nada más que por diversión!
No puedo sino avalar esa tésis, que explicaría su presencia en el basural. Los duendes son éticamente neutros y representan todos los aspectos de la Naturaleza a la que están unidos en forma inherente y esencial. Pero, carecen de conciencia por lo que no distinguen el bien del mal y todo lo hacen por diversión. ¿Duendes ecologistas? ¡Qué va!¡Pura fantasía!

Referencias
[1] La Floresta es un barrio de Paraná, nacido a la vera del Volcadero Municipal.
[2] http://www.novanoticias.com.ar/ , http://www.eloncedigital.com.ar/ y http://www.diariovictoria.com.ar/ . Notas publicadas los primeros días de enero de 2006.
[3] DUENDES. Guia de los seres mágicos de España. C.Canales y J. Callejo. EDAF
[4] Incidencia de las condiciones ambientales en la salud del trabajador ciruja del Volcadero Municipal de Paraná. Trabajo Social. Universidad Nacional de Entre Rios (UNER).
[5] Inventario Nacional de Liberaciones de Dioxinas y Furanos. Argentina 2001. Publicado junio 2004.
[6] Junk, G y Fordk, S., publicado en Chemosphere 1980
[7] EL RIESGO AMBIENTAL EN LA PRODUCCIÓN DE CELULOSA, por M.R.Féliz. www.mitosyfraudes.org
[8] El Quinto Jinete, por M.R.Féliz. http://www.profefeliz.blogspot.com/
[9] Trabajo ya citado
[10] Ver referencia 7
[11] Guía completa de la Tierra Media, Robert Foster. Minotauro.
[12] Obra ya citada
[13] The book of Imaginary Beings, Jorge Luis Borges. Penguin.
[14] Romina Picolott, Secretaria de Estado
[15] http://www.losprincipiosonline.com.ar/ . 03/08/07
[16] Desrrollo Urbano integral del Nuevo Parque Termal de Paraná. Plan Maestro. Sub.Planificacion y Gestión de Desarrollo. Municipalidad de Paraná.